14 Ago Miedo…
El miedo, que a través del aprendizaje se convierte en precaución, es inherente a la especie humana; ayuda a sobrevivir. Pero cuando se sale de control impide la libertad de actuar y te arrincona en una zona de comodidad, que al final no es tan cómoda porque, en el fondo de tu ser, te hace infeliz. Estar en ese rincón no sólo te roba satisfacciones sino que gradualmente contribuye a borrar de tu conciencia lo que quieres, de tal manera que al paso del tiempo, sabes muy bien qué te angustia o molesta, pero ignoras específicamente que sí deseas. Vivir atorado ahí te da seguridad, pero te impide mantener una imagen nítida de tus genuinas aspiraciones y fortalece el temor como hábito.
¿Por qué no te tomas unos minutos y te imaginas, lo más realista posible, tu futuro preferido (De Shazer, 1981; Bannink, 2015) y lo comparas con tu presente? Te dará una idea de hacia dónde tienes que dirigirte cuando desentierres tus pies.
Sin comentarios