27 Oct No es lo que sucedió, ni cuándo, sino lo que aprendimos
No es lo que sucedió, ni cuándo, sino lo que aprendimos
Los seres humanos, desde tiempos remotos, hemos “llevado nota” de lo que hacemos y por qué lo hacemos. En éste sentido, es sabido, sin ningún problema, que el documento más antiguo con el que cuenta la raza humana, la especie Sapiens en particular, data de más de 3 mil años a.c., y no es un poema, ni una canción, mucho menos es un conjunto de reglas, sino solamente una lista de inventario para el invierno, la estadística, si es que así se le puede llamar, de lo que se ha consumido a lo largo del año y lo registros de qué es lo que quedaba para ese invierno que se avecinaba.
Con el tiempo, parece que fuimos mejorando dichos registros y empezamos a registrar días, noches, cantidad de gente, las dividimos en niños, adultos, por género; por dónde salía el sol, por dónde se ocultaba, igual con la luna, “las errantes”, es decir, las estrellas, cuantas había visibles, cuáles brillaban más, cuáles menos, les pusimos nombres, etc., observábamos el comportamiento de nosotros, de los animales, del mar, del pasto, de los árboles, etc., al salir u ocultarse cierto astro, al haber más frío o más calor. En fin, el hecho de llevar ese registro diario e irlo comparando poco a poco con su homólogo del año anterior, nos permitió evolucionar al nivel en que hoy nos encontramos como sociedad. Antes, no solo los estudiosos de cada sociedad llevaba a cabo ésta tarea de observar y registrar, sino todos los miembros de una comunidad.
Memorias y descubrimientos
Eso permitió encontrar escritos de sociedades que, a pesar de que, “perdieron la guerra”, sus memorias quedaron para la postre dando pie a desmentir o aclarar dudas de eventos históricos. Esa es la razón más importante de llevar un diario o de recordarnos una fecha en particular. “Efeméride” viene del latín “ephemeridem” y éste viene de “e-“, que significa “por encima o afuera” unido a “hemera” que significa “día” y el sufijo “-dem” que relaciona pertenencia; es decir, “lo que se ve y pertenece a un día en particular”. Por la época en que fue creada la palabra, por el hecho de ser una palabra con género femenino muchos no querían usarla, por lo que se sustituyó el sufijo por “-dis” que tiene significado similar y con ello cambiarle el género a la palabra, sin que nadie se quejara de haber nacido femenina y ahora ser masculina, simplemente se le daba uso y ya; para así formar “efemérides” finalmente como la conocemos hoy. Fue tanto su apogeo que logró hacer que los griegos la cambiaran por “diarium”, otra palabra masculina que pensaron la cambiaban por otra del mismo género pero con más popularidad, sin saber que nació femenina.
Diarios
Gracias a que la gente “común” llevaba un diario o su propia efeméride, se han logrado encontrar verdades sociales importantes, entre ellas que algunos descubrimientos adjudicados a Newton eran realmente de sus estudiantes, que Tesla es a quien debemos realmente los grandes avances tecnológicos, que Hitler era vegetariano, que hubo un Papa que era mujer, en fin, un sinfín de eventos que no se sabrían y no nos permitirían saber de dónde venimos, saber quiénes somos realmente, de qué estamos hechos, quienes son nuestros ancestros, qué ADN corre por nuestras venas. Si bien, no podremos hacer mucho de lo que ya fue, de lo que ya sucedió, pero sí podemos aprender de ello, entender nuestro presente para ver con otros “ojos” nuestro futuro. Empecemos a escribir, nunca es tarde. Es cuánto.
Luis Lúcia
LUXIA – Capacitación y Consultoría.
#mejorandolacalidaddelavida
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