02 Feb Intervenir vs Interponer. ¿Qué es peor?
Intervenir vs Interponer. ¿Qué es peor?
Hace poco, con un excelente amigo, discutíamos la postura de nuestra nación ante la situación del país hermano sudamericano. ¿La postura es de intervención o no?, ¿dar mi opinión sería intervención?, ¿me estoy entrometiendo donde no me llaman?, ¿qué se entiende por intervenir? Bueno, una palabra muy cercana es “interponer” y quizá sea más fácil de definir y entender si empezamos por ahí. Veamos, “interponer” tiene dos componentes del latín, “inter” que traduce “entre” entendiéndose como “entre dos o más” es decir, en medio; y “ponere” que traduce como “colocar, ubicar en un espacio específico”, así “interponer” se entiende como colocar físicamente algo entre otros dos o más. Ejemplo burdo: cuando vemos a dos personas que están discutiendo, e incluso, que, quizá, están a punto de agredirse físicamente y entonces salimos corriendo, es decir, tenemos un desplazamiento físico, y nos colocamos en medio de ellos dos, ya sea para provocar que se detengan o para que las agresiones sean recibidas por mí y no por ellos, como simular un muro o escudo entre ellos, eso sería interponerse. ¿Cómo sería una intervención? “Intervención es una palabra usada en la vida cotidiana, por lo cual todos creemos saber qué significa, pero si se quiere buscar una definición clara y precisa de lo que es intervención, quien lo haga no tendrá fácil la tarea” menciona Maritza Montero Rivas, Doctora en Sociología por la Universidad de París y miembro activo de la Universidad Central de Venezuela, en su publicación conjunta con la UNAM titulada “El Concepto de Intervención Social desde una Perspectiva Psicológico-Comunitaria”; y es claro porque “intervenir” no llega, en definición, a un desplazamiento físico notable en el que no haya discusión de su veracidad, sino que toca los albores interpretativos, y la vida con su complejidad nos demanda mejores definiciones.
Por su etimología tenemos, igualmente, que posee dos componentes del latín, uno es “inter”, que como ya mencionamos, traduce como “entre”, entendiéndose como “entre dos o más”, es decir, en medio; y “venire” que traduce como “venir a…” o “venir con…”, que si bien es un verbo y denota la acción de movimiento, no culmina, solo indica que “se viene”, “se acerca”, más no está físicamente en medio de dos aún. Si pudiéramos tomar el mismo ejemplo burdo: dos personas que están discutiendo, e incluso, quizá, están a punto de agredirse físicamente; primero yo, mentalmente debo decidir qué postura tomar, si es el caso de que me importa tal evento; una vez decidido que sí me importa y que deseo hacer algo para que no se agredan físicamente, digamos que empiezo a gritar y poco a poco me voy acercando a ellos; desde los gritos y poco antes de colocarme, finalmente, físicamente entre ellos, es la intervención; una vez colocado entre ellos físicamente ya es interposición.
El significado de Intervenir
El Diccionario de uso del español (Moliner, 1994), nos dice que intervenir es “participar, tomar parte, actuar junto con otros en cierto asunto, acción o actividad”; y agrega que “a veces implica oficiosidad” y tiene el significado de “entrometerse” de “tomar cartas en un asunto”. Otras veces significa “mediar”, con la intención de resolver desavenencias. Puede ser también la facultad de una persona con autoridad, por ejemplo, la intervención de un juez para solucionar un litigio. No menos de 36 verbos presenta el mencionado diccionario para denominar los diversos alcances de la acción de intervenir en lengua castellana. El alcance de la intervención puede ser entonces muy variado según lo indican las acciones que estos verbos significan. Además, algunas de esas acciones no tienen una denotación positiva, en tanto que otras sí lo hacen, dualidad positivo-negativo que parece marcar al concepto de intervención en todos los ámbitos en los cuales se le emplea en las ciencias sociales. Dubost (1987) señalando, como origen del concepto, la definición dada en Inglaterra y en Francia, según la cual, intervención es la actividad de un tercero que media entre dos elementos. Por otro lado, Barriga (1987), lo hace adoptando el sentido de mediación, aceptando dos condiciones distintivas: La autoridad, que toma de Andoino (1974 y 1980) y la intencionalidad, proveniente de Dubost (1987). Carballeda (2004) da una definición que sitúa a la intervención dentro de la tradición normativa generada por la necesidad de mantener la cohesión social y con ella la paz y el orden social.
Así según su origen, la intervención puede ser oficial o independiente, conforme a su ubicación como parte de políticas públicas o en formas participativas provenientes de la acción organizada de grupos o comunidades o individuos dentro de una población. Eso quiere decir, que, si bien yo, como ente, ciudadano, libre y de buenas costumbres, por mi libertad y ejercicio de expresión puedo opinar y/o pensar lo que quiera, lo cual pasaría por intervención independiente; pero no traduce igual si poseo un cargo público, pues estaría en la representatividad de los que me eligieron, es decir, que se entiende que lo que yo opine o diga, es la opinión de todos ellos, eso sería una intervención oficial. En el mismo ejemplo de dos personas discutiendo, el solo hecho de expresar frases como “¡cálmense!” o “¡pégale!” e incluso “yo les recomiendo que dialoguen” es una intervención, porque marca no solo de manifiesto mi postura, sino que igualmente denota mi preferencia, así como sugiere un camino a algo que, según la Doctrina Estrada, infringe la autodeterminación de los individuos como de los pueblos.
Es decir, el solo hecho de sugerir el diálogo a dos entes en conflicto es, incluso, intervención. Si bien la Doctrina Estrada fue acuñada allá por 1930 y cualquiera podría fácilmente tacharla de obsoleta y fuera de contexto, aludiendo a que son otros los tiempos y circunstancias, también es cierto que es parte de nuestra ley constitucional y habremos de respetarla o cambiarla, si así lo consideramos. Pero siempre recordando que todo concierto organizacional demanda que unos gobiernen y otros obedezcan, sin abuso de los primeros ni injurias de los segundos, el tema delicado viene cuando se deja a la interpretación de lo individual qué es abuso y qué es injuria, hay mecanismos de orden y legalidad que permiten ese control, muchos los desconocemos, por ello esta aportación muy básica en su investigación pero que espero nutra las nuevas discusiones que de ella surjan. Por un México de tolerancia, por un México de paz y armonía, animémonos a conocer nuestras leyes y con ello tener el fundamento de lo expresado, quizá ambos tenemos razón y por ignorancia voluntaria u orgullo no lo sabíamos y ahora creemos que somos de grupos distintos, cuando sigue siendo el mismo: México. Es cuánto.
Luis Lúcia
LUXIA – Capacitación y Consultoría
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