Optimo México | Principio de Apertura
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Principio de Apertura

Temor a la dualidad del principio de apertura

Principio de Apertura

Vamos a platicar sobre el Principio de Apertura.

Si consideramos nuestro zeitgeist (clima intelectual y cultural de una etapa de la humanidad. Geist: espíritu, Zeit: tiempo) puede ser fácil no estar de acuerdo en 2017 con lo escrito en la década de los 40’s del siglo XX. Sin embargo, Pierre Faure sigue teniendo razón cuando habla sobre la dimensión profunda que nos lleva a dar a los demás lo que somos y describe la necesidad del ser humano de ser solicitado por otro.

Las personas de nuestro entorno son un referente para la construcción del comportamiento y las metas a lo largo del ciclo vital individual. A través de los diversos procesos de comunicación, verbal y no verbal, enviamos mutuamente valiosa información sobre ¿quiénes somos? ¿qué queremos ser? ¿qué ofrecemos? y ¿qué queremos recibir de lo que carecemos y lo que estamos dispuestos a intercambiar? Ejercemos nuestra dimensión social para fortalecer ¿o debilitar? nuestros aspectos personales, de la misma forma que contribuimos a cimentar o a hacer tambalear al otro. Entonces, no es sólo necesario tener conciencia de nuestra autonomía y singularidad; sino también del importante equilibrio recíproco de pensamientos, sentimientos e intenciones que mantenemos con los demás durante la convivencia.

¿Qué es el Principio de Apertura?

El principio de Apertura de Faure cierra un círculo recursivo con los principios de Singularidad y Autonomía, ya que se relacionan estrechamente con nuestra necesidad de aceptación como individuos, que es algo inherente a la especie humana y que nos lleva paradójicamente al riesgo de autodestrucción con tal de obtener “bienestar” de quienes conviven con nosotros. Algunas personas incluso pueden llegar a anular sus necesidades físicas y afectivas a niveles peligrosos para la salud con tal de retener al “ser querido”.

Es un delicado balance el que debemos buscar – y encontrar – entre proteger nuestra autonomía e individualidad y convivir con otros compartiendo nuestro ser con la finalidad de crecer a través de dar y contribuir al bienestar de las personas que amamos, porque si no tenemos claro quiénes somos, qué necesitamos y cómo debemos ser responsables de nuestro propio bienestar, podemos caer en la trampa de vivir regalándonos para estar acompañados. Mal acompañados, por cierto. Entonces, la pregunta es.-

¿Compartes para crecer o te sacrificas con la ilusión de obtener aceptación o afecto, destruyendo tu esencia individual?

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